Todo lo podíamos
Los codazos, de complicidad
eran un signo,
hoy el solo saludo permitido.
La peste antigua ya retorna
esa que orgullosos y engreídos
pensábamos que jamás rebrotaría,
vencida por la ciencia y por los sabios.
Porque todo lo podíamos.
Surge de la ignorancia
y del desprecio que mostramos
a los campos, animales y al planeta.
Ahora humilla el saber altivo,
la arrogancia,
y esa vana confianza
en que todo lo podíamos.
Pues inventamos, diligentes,
armas contra países y su gentes
para arrasar pueblos y amazonias,
infalibles, superiores e intocables
nos creímos
que todo lo podíamos.
Y hoy resulta que somos frágiles,
tal los bosques, mares y los prados
que matamos,
y poco teníamos preparado
ya que todo lo podíamos.
Enmascarados, acobardados y aturdidos,
con el codo nos atrevemos,
sin dar la cara,
acercarnos a los viejos conocidos,
aunque todo lo podíamos.
