Entre los amigos de Jacinto Miquelarena destacaba Mourlane, irundarra, miembro egregio -el Canciller- de la Escuela Romana del Pirineo. Fue uno esos que la Falange de la Victoria marginó (como a Sánchez Mazas o a Ridruejo), pero que nunca perdió ni su genio ni su originalidad ni su gusto por el desplante elegante y culto. Otros amigos fueron Ramón Gómez de la Serna (ambos eran gregueristas), el dramaturgo Miguel Mihura (Miquelarena adoraba el teatro y escribió teatro), o Jardiel Poncela.